Nuestro hijo está tan desconcertado como nosotros. Está entre una cosa y otra, entre el niño y el adulto, entre las normas familiares y la rebeldía. Se encuentra en plena adolescencia, y es durante este período conflictivo cuando debe asumir como propias las exigencias que hasta ahora marcábamos los padres. Para ello, necesita ciertos estímulos que nosotros podemos facilitarle.
Cuando se pregunta a los padres sobre la manera de exigir responsabilidades a los adolescentes, se suele obtener dos tipos de respuestas, más o menos matizadas: para unos la responsabilidad se obtiene mediante la autoridad, para otros mediante la libertad.